En estos tiempos en los que los monitores LCD han bajado de precio, y ya son una alternativa para enterrar a los viejos CRT, me parece una buena idea hacer una pequeña guía de cómo elegir un monitor apropiado.
Lo básico que hay que saber para comprar un monitor LCD.
Tamaño, casi todos saben que un monitor CRT de 19” no tiene un área visible de 19”, sino que normalmente esta es de 18” o menos, eso pasa con todos los monitores CRT, porque los bordes del tubo son tapados por la carcasa. Los LCD no tienen ese problema, un LCD de 15” tiene un área visible de 15”, uno de 19” tiene 19” y así todos los demás.
Resolución, los CRT permiten al usuario cambiar la resolución de la pantalla, pero en el caso de los LCD, el monitor trae una resolución nativa, que es a la cual las imágenes tienen la mayor definición, se puede cambiar pero con la consiguiente perdida de calidad.
Tiempo de respuesta, esto no influye en los CRT, pero en los LCD es todo un tema, el tiempo de respuesta es el tiempo que tarda un píxel de pasar de blanco a negro y se mide en milisegundos, cuanto menor el numero mejor, pero con 12ms esta bien.
Contraste, es la diferencia entre el píxel mas luminoso y el mas opaco del monitor, como mínimo se recomienda un contraste de 400:1.
Brillo, el brillo se mide en nits o candelas por metro cuadrado (cd/m2), 1 nit = 1 cd/m2.
Refresco, este es un problema muy grande con los CRT, provoca el cansancio en la vista y hasta dolores de cabeza, lo recomendable es que la tasa de refresco sea de 70 MHZ en CRTs, y de 60 MHZ en LCDs. La diferencia esta en que los CRT actualizan toda la pantalla y los LCD los píxeles que sean necesarios.
Píxel pitch, es la distancia entre 2 píxeles de un mismo color, cuanto menor sea mejor será la definición de la imagen, es muy recomendable que sea de 0,29 mm o menos.
Eso es todo, y otra cosa para destacar es que los LCD tienen una vida útil de unas 50 mil horas, y los CRT de unas 20 mil, además de que a los LCD se les puede “devolver” la vida cambiándole la backlight, mientras que los CRT simplemente pierden tanto brillo que termina siendo imposible utilizarlos.